Estamos poco en casa, vamos de aquí para allá y no podemos dedicar todo el tiempo que desearíamos a cuidar nuestra alimentación. Por eso cuando se nos presenta la opción de comprar a media tarde, o como postre en el trabajo, un recipiente de fruta cortada, vemos una oportunidad de comer algo saludable. No es un error: tomar fruta es una buena opción.
Ahora bien, además del abuso del plástico, las condiciones sanitarias en las que se comercializa esa fruta cortada y/o envasada no siempre son las mejores.
¿Por qué no es recomendable comprar la fruta cortada que nos venden ya lista en los supermercados?
Uno de los principales motivos, es que estamos rompiendo la protección natural que aísla la parte comestible del ambiente. Las frutas y las verduras pueden tener en su superficie microorganismos patógenos como Salmonella, Listeria o Escherichia coli, de manera que, si no se lavan correctamente antes de cortarlas, pueden pasar al interior y por ende, contaminarnos nosotros al ingerirlo.
Otro de los motivos, es que también puede haber una contaminación procedente del operario o de los utensilios de cortado. Si la fruta cortada no se mantiene refrigerada, se favorece el crecimiento de los microorganismos y, como es un alimento listo para el consumo, no hay ningún tratamiento posterior que mejore sus características higiénicas.
Si el melón o la sandía no se desinfectan bien antes de ser cortados, las bacterias de la corteza pueden pasar al interior. Es importante lavar cualquier fruta antes de consumirla y usar guantes protectores siempre a la hora de escogerla en la frutería
Es por eso que es mejor comprar la fruta entera.
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